COCINAR
CON FLORES
T
Todos
deberíamos de descubrir los sabores de nuestro jardín.
Los
ingredientes clásicos de la cocina, sabemos que prometen gustos ya
tradicionales y conocidos.
¿Por
qué no atreverse con algo alternativo y diferente?
Si
nosotros llevamos todo el color y, el sabor de nuestro jardín, a la cocina,
tendríamos una sorpresa exótica en nuestra mesa. Este arte culinario, con
múltiples especies florales es antiquísimo.
Seguro
resulta un poco extravagante par algunos la alianza entre jardinería y
gastronomía. Pero lo cierto es que esta función siempre ha sido la que ha
prevalecido, puesto que las flores aportan aroma y atractivo visual.
¿Pero,
podemos unir, a los sentidos del olfato y la vista, el del gusto?
Sería
una rebelión en nuestro paladar matices antes desconocidos.
De
este modo, los elementos más preciados de la botánica, pueden convertirse en
condimentos esenciales para la creación de platos deliciosos.
Según
lo leído, dicen que nuestra memoria puede perderse calculando el tiempo que
llevan las flores ocupando un lugar especial entre los fogones.
La
época clásica preparaba las ambrosías mas sabrosas a base de pétalos de rosa,
aromas de violeta y salsa de alazor.
Una
curiosidad culinaria de Carlo Magno, por ejemplo, era su inclinación por las
ensaladas de flor de malva.
Otras
cocinas famosas por experimentar con las flores en sus recetas, son la China:
flor de loto, jazmín y magnolia, sobre todo.
También
la japonesa, donde el crisantemo a tenido un lugar de honor y en la zona
de Oriente Medio, lugar en que la rosa y el naranjo comparten protagonismo con
las confituras y los condimentos más exóticos.
Mención
especial del país galo. Y, es que Francia nos tiene acostumbrados a los
gourmets más elegantes, por eso la utilización de las flores alcanza a los
sorbetes, las truchas, los pichones o las tortillas.
La
elección de las flores debe ser riguroso, no debemos utilizar ejemplares de
floristería que son únicamente para resaltar la belleza de tu casa o algún
lugar, pueden ser perjudiciales para tu estómago.
Es vital que consultemos con un experto y que
seamos precavidos.
Los
pasos básicos son, hacer la recolección del día, sin lluvia y tomar sólo las
que vayamos a utilizar, si bien podemos secar algunas flores como la lavanda o
la rosa. Para prepararlas hay que lavarlas cuidadosamente con agua eliminando
estambres, pistilos y la parte final del pétalo.
Los
frigoríficos mantendrán su frescura durante una semana aproximadamente.
Sin
lugar a dudas, dentro de la cocina con flores es la rosa, por su sabor dulce y
olor inconfundible. Sus pétalos escarchados con azúcar resultan un manjar
exquisito, pero también pueden utilizarse en mermeladas, guisos con cordero,
ensaladas con frutas, tortillas, etc.
Los
pescados encuentran en la menta, el tomillo, el hibisco o el jazmín una
guarnición con estilo propio, mientras que los usos únicos de lavanda van desde
el conejo, el arroz y el pollo hasta los helados más sabrosos.
Caldos
bebidos admiten la compañía de las caléndulas por su gusto ligeramente amargo.
Por
otro lado, las capuchinas aportan una pizca de picante a las
ensaladas.