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miércoles, 2 de noviembre de 2016

ALIMENTACIÓN EN LA MENOPAUSIA

ALIMENTACIÓN EN LA MENOPAUSIA

ALIMENTACIÓN EN LA MENOPAUSIA
 
La menopausia es el periodo de la vida de las mujeres entre los 40 y los 50 años en el que se produce el cese de la ovulación.

El cuerpo femenino en esta etapa de la vida experimenta una serie de desarreglos orgánicos consecuencia directa de la falta de estrógenos (hormonas sexuales femeninas). Para algunas mujeres, estos cambios se traducen en síntomas soportables; sin embargo, otras muchas sufren física y emocionalmente las consecuencias de la ausencia hormonal. 

Síntomas habituales

Los síntomas que sugieren el comienzo de la menopausia van desde los comunes sofocos, acompañados de calor, enrojecimiento facial y sudoración, hasta desordenes psíquicos, como irritabilidad, ansiedad e insomnio entre otros.

El aumento de peso en torno a los 2 ó 3 kilos, como mínimo, es un hecho significativo en la mayoría de las mujeres tras la menopausia. Y dado que el aumento de peso se traduce en aumento de grasa y ésta se distribuye principalmente en la región abdominal, esto supone un riesgo añadido de sufrir accidentes vasculares. 

La descalcificación ósea y otros trastornos esqueléticos es más incidente en este grupo de población.

Sofocos. Son uno de los primeros signos y pueden producirse dos o tres años antes de que las reglas lleguen a desaparecer totalmente. Esta sensación repentina de calor en la cara y en el cuello, progresa hacia el pecho y los brazos y va seguida de sudoración y frío. A veces, se acompaña de enrojecimiento de la piel y se acelera el pulso. ></SCRIPT>  

Como contrapartida, se potenciará el consumo semanal de pescado azul. El aceite de oliva (de preferencia); y los aceites de semillas y los frutos secos como complemento dietético, son alimentos son ricos en grasa insaturada, con cualidades para reducir los niveles de colesterol plasmático. Respecto a los dulces también conviene ser prudente. Se recomienda reducir su consumo habitual por su riqueza en azúcares simples y calorías, y de manera más estricta si existe obesidad, diabetes o dislipemias. 

El calcio, fundamental 

Resulta fundamental el papel del calcio en la prevención de la osteroporosis postmenopáusica. Por esta razón, es recomendable tomar tres raciones de leche o derivados, fuente de calcio por excelencia, con objeto de conservar la masa ósea. La vitamina D, abundante en los lácteos enteros, la mantequilla, la nata y el huevo, se estima imprescindible para fijar el calcio en los huesos.

La hidratación

Cualquier persona para mantener una hidratación apropiada requiere el aporte de al menos un litro y medio de líquido, y a esta cantidad se suma el agua que proporcionan los alimentos que ingiere. Las alternativas son múltiples y van desde el agua de bebida hasta infusiones, caldos de verduras, zumos de frutas, etc. 

Planificar la comida diaria

Hacer comidas irregulares y dejar pasar demasiado tiempo entre ellas produce hipoglucemia que podría ser la causa de los sofocos. Por tanto, distribuir la alimentación total diaria en 4 o 5 comidas más ligeras es una buena medida.





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