ALIMENTACIÓN
EN LA MENOPAUSIA
La menopausia es el periodo de la vida de las mujeres entre los 40 y los 50
años en el que se produce el cese de la ovulación.
El cuerpo femenino en esta etapa de la vida experimenta una serie de
desarreglos orgánicos consecuencia directa de la falta de estrógenos (hormonas
sexuales femeninas). Para algunas mujeres, estos cambios se traducen en
síntomas soportables; sin embargo, otras muchas sufren física y emocionalmente
las consecuencias de la ausencia hormonal.
Síntomas habituales
Los síntomas que sugieren el comienzo de la menopausia van desde los comunes
sofocos, acompañados de calor, enrojecimiento facial y sudoración, hasta
desordenes psíquicos, como irritabilidad, ansiedad e insomnio entre otros.
El aumento de peso en torno a los 2 ó 3 kilos, como mínimo, es un hecho
significativo en la mayoría de las mujeres tras la menopausia. Y dado que el
aumento de peso se traduce en aumento de grasa y ésta se distribuye
principalmente en la región abdominal, esto supone un riesgo añadido de sufrir
accidentes vasculares.
La descalcificación ósea y otros trastornos esqueléticos es más incidente en
este grupo de población.
Sofocos. Son uno de los primeros signos y pueden producirse dos o tres años
antes de que las reglas lleguen a desaparecer totalmente. Esta sensación
repentina de calor en la cara y en el cuello, progresa hacia el pecho y los
brazos y va seguida de sudoración y frío. A veces, se acompaña de
enrojecimiento de la piel y se acelera el pulso. ></SCRIPT>
Como contrapartida, se potenciará el consumo semanal de pescado azul. El aceite
de oliva (de preferencia); y los aceites de semillas y los frutos secos como
complemento dietético, son alimentos son ricos en grasa insaturada, con
cualidades para reducir los niveles de colesterol plasmático. Respecto a los
dulces también conviene ser prudente. Se recomienda reducir su consumo habitual
por su riqueza en azúcares simples y calorías, y de manera más estricta si
existe obesidad, diabetes o dislipemias.
El calcio, fundamental
Resulta fundamental el papel del calcio en la prevención de la osteroporosis
postmenopáusica. Por esta razón, es recomendable tomar tres raciones de leche o
derivados, fuente de calcio por excelencia, con objeto de conservar la masa
ósea. La vitamina D, abundante en los lácteos enteros, la mantequilla, la nata
y el huevo, se estima imprescindible para fijar el calcio en los huesos.
La hidratación
Cualquier persona para mantener una hidratación apropiada requiere el aporte de
al menos un litro y medio de líquido, y a esta cantidad se suma el agua que
proporcionan los alimentos que ingiere. Las alternativas son múltiples y van
desde el agua de bebida hasta infusiones, caldos de verduras, zumos de frutas,
etc.
Planificar la comida diaria
Hacer comidas irregulares y dejar pasar demasiado tiempo entre ellas produce
hipoglucemia que podría ser la causa de los sofocos. Por tanto, distribuir la
alimentación total diaria en 4 o 5 comidas más ligeras es una buena medida.